6 estilos arquitectónicos de algunas de las iglesias más bellas del mundo
¡Si tuviese coherencia, la Iglesia tendría que dejar de construir templos y dar ese dinero a los pobres! Esta es una de las frases más comunes que como católicos escuchamos a diario, frase que no solo demuestra cierto grado de incomprensión religiosa sino incluso desconocimiento antropológico: ningún hombre vive solo de satisfacer sus necesidades materiales.
Como fuera, no es este el espacio para dar cuenta de las miles de actividades que la iglesia hace por los pobres, sino mostrar cómo a lo largo de la historia, la construcción de templos es una de las formas en que los seres humanos expresan su fe, sus creencias, sus más hondas necesidades y aspiraciones espirituales.
Más allá del sentido estético, la arquitectura religiosa tuvo, y continúa teniendo, un sentido devocional y constituye una lícita expresión de piedad popular. Como criaturas ofrecemos amorosamente a Dios algo de lo mejor que hacemos: el arte.
Conozcamos los distintos estilos arquitectónicos con que se construyeron las iglesias y veamos qué nos dicen de la religiosidad de nuestros antepasados cristianos.
1. Iglesia Paleocristiana
Exterior de la Iglesia de San Pablo Extramuros, Italia
Los primeros cristianos, que tras el Edicto de Milán (313 d.c) pudieron practicar la religión sin temor a ser perseguidos, salieron de las catacumbas y tuvieron que idear una arquitectura que se adaptara a las necesidades del culto. Para ello, partieron de los edificios que les eran conocidos y los reformaron según los principios litúrgicos cristianos. La construcción que se tomó como modelo fue la basílica romana, una edificación de planta rectangular que tenía las puertas en los lados mayores y un ábside (estructura semicircular) en cada lado menor, y que en el mundo romano eran utilizada para la vida social (comercio y transacciones varias).
Como sabemos, el elemento más importante de la liturgia católica es la Eucaristía. Para destacar la centralidad de este sacramento, los arquitectos cristianos modificaron la estructura de la basílica romana, suprimiendo las entradas laterales y un ábside. Allí, en uno de los lados menores, ubicaron la entrada. Frente al otro ábside, lugar reservado para el obispo y el clero mayor, ubicaron el altar, elevado sobre tres escalones en honor a la Santísima Trinidad. De este modo, crearon un espacio tensión, un camino que unía la puerta con el centro sacrificial donde acontecía el milagro eucarístico, reforzado por la alternancia rítmica de columnas y arcos que guiaban la atención en sentido horizontal. Ese lugar central se denominó nave central. A ambos lados se extendían las naves laterales.
2. Iglesia Bizantina
Interior de la Iglesia de Santa Sofía, Turquía
Si el templo paleocristiano introdujo un cambio en el espacio generando una tensión horizontal hacia el altar, el bizantino logró un dimensión vertical al agregar la gran cúpula que simbolizaba la divinidad, el Reino de los Cielos. Así generó dos focos de atención: hacia adelante, desde donde se oficiaba la misa, y hacia arriba, donde se representaba el más allá.
Además, la abundante decoración con colores dorados y brillantes creaban una atmósfera luminosa y sacra que se complementaba con la ornamentación de mosaicos. El templo transmitía todo el esplendor de una Iglesia que era el corazón espiritual del Imperio Bizantino. La Edad de Oro esta arquitectura se extendió entre los siglos VI al VIII.
3. Iglesia Románica
Exterior de la Catedral de Santiago de Compostela, España. La fachada tiene trabajos posteriores de estilo barroco
El estilo románico surge en el siglo XI en Francia y se extiende hasta el siglo XIII. Las órdenes religiosas de Cluny y Cister lo utilizaron en la construcción de sus iglesias y colaboraron en su difusión por todo Europa. Por este tiempo, los templos comenzaron a edificarse con piedra. La iglesia cubierta por una bóveda era un alto homenaje a Dios, pero a causa de su peso, los muros debían tener pocas y pequeñas aberturas para soportar la estructura, lo que determinaban una arquitectura de poca luz. Así, con ese ambiente lúgubremente iluminado, el edificio románico generaba quietud en el creyente, transmitía mansedumbre de espíritu, y permitía un mejor acercamiento a Dios. Al ser sombrío y macizo era especialmente apto para la meditación.
El románico tuvo una importante función pedagógica. A través de capiteles historiados (segmento superior de las columnas que representaban escenas del cielo, del infierno, o del Antiguo y Nuevo Testamento) se buscó educar a los creyentes en las verdades de fe.
4. Iglesia Gótica
Exterior de la Catedral de Colonia, Alemania
La arquitectura gótica se desarrolló durante los siglos XII, XIII, XIV y hasta el XV. Es un estilo que erigió construcciones monumentales pensadas para mostrar la pequeñez del hombre frente a la grandeza de Dios, un espacio que buscó la antítesis con la escala humana y generar un ánimo de desequilibrio. Paralelamente, el catolicismo empezó a ser sentido de un modo nuevo, el hombre comenzó a concebirse no solo como un espíritu proyectado hacia la vida ultraterrena sino como un conjunto de cuerpo y espíritu que también en esta vida debía conquistar la felicidad.
Las innovaciones en materia arquitectónica tales como el arco apuntado o las bóvedas de crucería, permitieron trabajar mejor con el peso de las piedras, afinar los muros y abrir ventanas mayores que se decoraron con bellísimos vitrales qué representaban escenas bíblicas. La luz gótica resultó así policromática, óptima para un clima de meditación.
5. Iglesia Renacentista
Exterior de Basílica de Santa María Novella, Italia
El complejo movimiento artístico del Renacimiento surgió en Italia en el siglo XV, se prolongó al siglo XVI, y estuvo influenciado por el humanismo. La arquitectura fue en parte una continuidad del gótico, pero se buscó una disciplina contra la inconmensurabilidad y la infinitud de aquel espacio. La innovación radical se encuentra en el punto de vista psicológico y espiritual: ya no era el edificio el que poseía al hombre sino el hombre poseía el secreto del edificio, había un control intelectual del hombre sobre el espacio arquitectónico.
La creciente centralidad del hombre que se expresaba en la filosofía de la época se trasladó a una arquitectura pensada a escala humana. La forma devocional ya no estaba ligada a la monumentalidad sino a la búsqueda de la belleza a través del equilibrio y la armonía en las construcciones. Existía una concepción del espacio único, abarcable de una sola mirada. Como expresión del antropocentrismo, las fachadas de las Iglesias utilizaban volutas, especie de rulos decorativos que hacían parecer más bajos a los edificios de lo que eran en realidad.
6. Iglesia Barroca
Exterior del Templo de San Francisco Javier, México
El Barroco, más que un estilo, fue una manifestación cultural que envolvió la sociedad de los siglos XVI, XVII y XVIII, en sus aspectos artísticos, literarios y religiosos. En cuanto arte religioso católico, el Barroco estuvo influenciado por la Contrarreforma, y tradujo la voluntad de la Iglesia de recobrar a quienes habían sido alejados de la fe romana por la Reforma. La reafirmación del valor de las imágenes tras el Concilio de Trento alimentó a este estilo que, a través de la riqueza y profusión decorativa, pretendía dar homenaje y magnificencia a Dios, a la vez que ponía de manifiesto la humildad y la sencillez del alma.
Si hay algo que caracteriza a la iglesia barroca es su movimiento y su ornamentación recargada. El elemento destacado del interior fue el retablo, una estructura de tipo escultórica y pictórica que se ubica detrás del altar y presenta un trabajo recargado de elementos decorativos. Las columnas salomónicas -helicoidales-, los estípites -columnas adosadas al retablo o a un muro y de ancho variable-, la abundante utilización de los dorados, las esculturas de gran expresividad; son todos recursos empleados en el barroco y que generaban un sentimiento de admiración y de conmoción en el fiel.
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