

Silencio, limitaciones, enfermedad, aislamiento… «¿y si te pica un brazo cómo te rascas? yo no me puedo aguantar», la inocencia frente a las limitaciones de la enfermedad, una sonrisa, risas y juego.
Se unen la inocencia, la infancia, la sencillez, el amor, la alegría y todo el conjunto se ve como algo raro, como algo extraño, todo se soluciona con una cuerda.
¿Pero de qué estoy hablando? Este es el contexto de la historia que quiero compartirte hoy, un cortometraje de Pedro Solís Garcia llamado «Cuerdas», que nos permite ver lo urgente que es hablar de inclusión y misericordia.
Fue ganador del premio Goya en la categoría de mejor cortometraje de animación español en 2014 y ya acumula más de 56 millones de visualizaciones.
El tesoro de la amistad y la inclusión
Vemos la historia de dos niños que se hacen muy buenos amigos en el orfanato donde viven. Esta historia nos trae un bello mensaje en el que se mezclan el respeto, la inclusión, el amor, la amistad y la fortaleza.
Nicolás es un pequeño en silla de ruedas que tiene una parálisis cerebral, por lo que lo consideran especial y simplemente le dejan estar allí. María es una pequeña que sabe cuándo y dónde tender una mano bondadosa, pero sobretodo sabe cómo ofrecer una verdadera amistad.
Luego de días de jugar con Nico, María se encuentra su silla vacía y cree que Nico se ha levantado gracias a todo el esfuerzo que ella ha hecho para que él se recupere. ¡Así son los niños, siempre con el corazón abierto y las mejores intenciones!
Pero en realidad Nico ha partido, y aunque esto le causa un profundo dolor, se consuela al tomar la cuerda con la que jugaban y la empieza a usar como pulsera. La llevará siempre como recuerdo.
Un corazón enamorado del servicio
Veinte años después vemos que María es la profesora de matemáticas del orfanato, aún conserva la cuerda en su muñeca. Tanto su vida como la de Nico fueron marcadas profundamente por la amistad sincera y desinteresada.
Las experiencias vividas han llevado a María a donar su vida en el servicio, y desde la docencia quiere transformar la vida de muchos. ¡Qué hermoso es todo lo que puede hacer un corazón enamorado del servicio!
«Cuerdas» es un admirable corto que nos ayuda a reconocer la diversidad, las necesidades del otro. Nos recuerda que todos merecemos un buen trato y que al ser hijos de Dios todos somos dignos del amor.
Nos motiva a buscar estrategias espontáneas, sencillas y humanas que permitan promover la caridad y el servicio como los ingredientes perfectos para hacer de este, un mundo mejor para todos.
Superemos las diferencias juntos
«Cuerdas» es un llamado a superar las distancias frente a lo que no «luce igual», lo que la sociedad considera que no es normal, y descubrir allí la oportunidad de amar.
Esto fue lo que hizo María, las cuerdas que ella tanto usa en el video no son más que los lazos del amor desinteresado y la verdadera amistad. Algo así como un apostolado de la misericordia, las cuerdas de la misericordia que nos levantan diariamente.
Cuando María comienza a jugar, a conversar y a reírse con Nico, todos los niños la ven como rara, así pasa en todo momento, cuando algo esencial ocurre y es incomprendido.
Como bien dice el Principito: «lo esencial es invisible a los ojos». Unos ven simples cuerdas, otros una niña que «pierde» su tiempo, una niña que se ha vuelto loca al hablar con quien no le responde.
Pero lo esencial es que su bondad es tan grande, que ella sí siente que Nico le responde, él le habla con su mirada cariñosa y la calidez del silencio.
Los lazos que construyes en esta vida, ¿están llenos de amor y misericordia?
Finalmente, tendríamos que meditar un poco luego de ver este cortometraje, descubrir nuestras parálisis, nuestras «rarezas». Pero también buscar en el corazón, escudriñando muy adentro y descubrir cuáles son las cuerdas, largas o cortas, que tenemos para compartir con los demás.
¿Hay amor, misericordia, caridad, perdón?, ¿hay tal vez rencor, frustración, rabia, desesperanza?, ¿qué tienes para ofrecerle a los demás cuando se aproximan a tu realidad? ¿sabes amar de forma esencial?
¿Tienes cuerdas para perdonarte a ti mismo y para perdonar a otros?, ¿cómo puedes levantarte hoy?, ¿a quienes puedes ayudar a levantarse hoy? ¡Recuerda que siempre se puede servir!
No tengamos miedo de lanzar las cuerdas, en ocasiones habrá que lanzarse uno mismo las cuerdas, y otras habrá que lanzarlas a otros.
De eso se trata este camino, no de ir más adelante que los demás, sino de ir con los demás. Ánimo, lancemos las cuerdas, recibamos las cuerdas que nos lanzan, y hablémosle a los más pequeños de cómo la inclusión puede cambiarle la vida a otros. ¡Este es el camino de la bondad!
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