

Este video es parte de una campaña que ha realizado John Lewis para dar un giro a la mentalidad consumista de la Navidad al transmitir el mensaje de que es mejor dar que recibir, centrándose en los valores esenciales de la familia en estos tiempos de austeridad económica siendo un «boom» para el público. El niño en el video es de aproximadamente siete años de edad (Lewis McGowan), que en el anuncio se pasa 10 días contando las horas, minutos y segundos hasta Navidad. Y esto, no para que pueda disfrutar de un festival de regalos para él, sino para que pueda experimentar la alegría de dar a sus padres un regalo propio.
Elementos apostólicos:
Me parece interesante resaltar que lo que entendemos por Navidad marca la actitud de cómo la esperamos. El Adviento significa literalmente «venida». En ese sentido, es la venida de algo muy bueno y muchas personas lo intuyen, por eso la alegría y esperanza que se vive en este tiempo. Se viene un tiempo de dar y recibir, de estar unidos en familia, de reencontrarse con personas que hace tiempo no veías, etc. Y eso nos causa muchas expectativas, a la espera de una alegría muy profunda que no sabemos cómo vamos a experimentar. Efectivamente, así es el tiempo de Navidad, pero porque hay un sentido más profundo que sostiene todo lo demás. Y es que Dios viene y quiere nacer en el pesebre de tu corazón. Ese es el sentido de la Navidad y es la auténtica alegría en la que se fundan las otras alegrías. [su_quote cite=»Benedicto XVI»]Las ciudades donde la vida resulta anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único amo, como si fuera él el artífice y el director de todo: construcciones, trabajo, economía, transportes, ciencias, técnica, todo parece depender sólo del hombre. Y, a veces, en este mundo que se presenta casi perfecto, suceden cosas desconcertantes, en la naturaleza o en la sociedad, por las que pensamos que Dios se ha retirado, que, por así decir, nos ha abandonado a nosotros mismos. En realidad, el verdadero «señor» del mundo no es el hombre, sino Dios. El Evangelio dice: «Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos» (Mc13, 35-36). El Tiempo de Adviento viene cada año a recordarnos esto, para que nuestra vida recupere su orientación correcta, hacia el rostro de Dios. El rostro no de un «señor», sino de un Padre y de un Amigo.[/su_quote]
Y pensaba también en la analogía de este niño que espera ansioso para darle un regalo a sus papás, con relación al Niño Jesús que está ansioso en este tiempo de encontrarse con cada uno de nosotros en esta Navidad. Así como esperamos que Él venga, Él espera por nosotros. El viene a nosotros esperando que lo recibamos. Y el regalo que nos da es pequeño a los ojos del mundo como el del niño que estaba mal forrado, pero con una mirada más profunda nos damos cuenta que es el mayor regalo, su propia Vida. Cuando entendemos así la Navidad, nuestro tiempo de espera cambia, se llena de sentido y lo que se espera es algo que no podemos controlar ni imaginar, es Dios viviendo en nosotros. ¿Cómo nos estamos preparando para recibir ese gran regalo?
Como es un tiempo de espera del Amor mismo, la manera de recibirlo es amando. Solo cuando uno se entrega se descubre amado. Así como el niño a la espera de regalarle algo suyo a sus padres, la manera de prepararnos para la venida de Dios en nosotros es viviendo lo más semejante a Él y esto es en el Amor.
«La hermosa tarea del Adviento es regalarse mutuamente recuerdos del bien y abrir así las puertas de la esperanza». La caridad es la tarea que tenemos que realizar para que recibamos el Amor de Dios no como algo ajeno, sino como algo que también vivimos por Él. Tiempo de espera, tiempo de caridad» (Benedicto XVI).
Dinámica:
Les sugiero inscribirse o formar un grupo para hacer alguna campaña social en este tiempo de Adviento y vivir la caridad mostrando el verdadero sentido de la Navidad y trayéndole la alegría auténtica a tantas personas que nos necesitan.
1 comentario