

He tenido la bendición de poder estar en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia y poder ver al Papa Francisco. Ha sido una de las experiencias más bonitas de toda mi vida ya que he estado en varios momentos a pocos metros del Papa, a parte de sentir su cercanía, sus palabras y gestos, me ha renovado espiritualmente, me ha conmovido hasta las lágrimas ver al pastor quebrarse para acercarse a nosotros las ovejas olvidadas. Puede que sea un atrevimiento, pero puedo decir que he visto al Papa cansado, sudando, cojeando, de frío, de sed, pero siempre con una sonrisa. Alegría de anunciar el evangelio le llaman. Si el Papa con toda esa responsabilidad, y a su edad, se exige así ¿Por qué yo no debería hacerlo?.
Creo que me va a llevar un tiempo categorizar esta gran bendición, en particular el discurso del Santo Padre en el Encuentro de Movimientos Populares, definitivamente será motivo de otro post. Por ahora creo que debo agradecer a Dios por esta bendición y también a la Virgen que me ayudo a conseguir la credencial de prensa que me permitió vivir tan de cerca esta inolvidable experiencia.
Les comparto unas bonitas palabras que el Papa dirigió a los bolivianos: «llego para compartirles la misericordia de Jesús, un amor que sana, perdona, levanta, cura. Un amor que se acerca y devuelve la dignidad que se pudo perder de muchas formas».
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