¿Cómo saber si tengo una vida plena?

¿Cómo saber si tengo una vida plena? Hoy te quiero platicar de un video que me gustó mucho y que puede ayudarte a responder a este interrogante.

Se llama: «Amazing Story of The Happy Musician» (Less is more). Está hecho por «Fearless Soul», un canal de YouTube que tienen contenido motivacional y reflexivo muy bueno.

La historia que nos presenta el video es de un músico muy talentoso que vive en una pequeña isla, no tiene muchas comodidades, pero vive feliz. En paz, con su familia, sosteniéndose con lo que gana de sus presentaciones, haciendo lo que le gusta.

Un día llega un turista que le pregunta ¿cuántos shows haces por semana? Y el turista contesta que generalmente tres son los suficientes para satisfacer las necesidades de su familia.

Sorprendido por darse cuenta que el músico no le saca «todo» el provecho a su talento, lo cuestiona de todas las maneras. «Podrías grabar discos, organizar grandes conciertos, ganar mucho dinero, fama, lujos. ¿Por qué no te esfuerzas más?».

Muchas veces menos es más

Aunque podemos analizar varios puntos de esta historia, hay uno en especial en el título del video «Less is more».

¿Cómo que menos es más y más es menos? Esto parece una contradicción, pero tiene mucho sentido cuando hablamos de evaluar la plenitud de nuestras vidas.

Para que entiendas todo mejor te invito a escuchar esta historia completa y a reflexionar junto a mí en varios puntos.

Responde a estas tres preguntas

— ¿Qué es lo más importante para ti en la vida?

— ¿Qué quieres lograr con tu vida?

— ¿A qué te dedicarías si el dinero no fuera un factor?

Tómate tu tiempo, piensa y responde con calma. Luego de que lo hayas hecho sigue con el siguiente punto de reflexión.

Busca el fin, no el medio

Te comparto un poco de mi testimonio. En un punto de mi vida nació un gran deseo por ayudar a las personas, cuando veía películas de gente rica y poderosa siempre decía en mi interior: «Si yo tuviera todo ese dinero lo usaría para ayudar a otros».

De pronto esa idea empezó a crecer y crecer, tanto que deseaba con todo mi corazón ser rico. Entonces comencé a tomar decisiones que me dieran más dinero y cuando menos lo pensé mi proyecto de vida estaba enfocado en hacer una fortuna.

Pensaba que solo cuando la tuviera podría ayudar como yo quería. Es muy común que perdamos de vista la meta por distraernos en el camino, ¿te ha pasado?

Con el pasar del tiempo me di cuenta de que había dejado de lado mi meta principal, la de ayudar, y estaba enfocado solo en hacer dinero.

Pero hay que recordar que el dinero es un medio y siempre se debería tratar como tal. Cuando empezamos a tratar los medios como fines estamos jugando con fuego. Quedarnos estancados en los medios no nos lleva a ninguna parte y hace que nos perdamos de los fines.

¿Cuántas veces nos hemos quedado atrapados en el celular sin poder comunicarnos asertivamente con las personas que más queremos?

¿Cuántas veces por más dinero que tengamos no podemos resucitar a los muertos o borrar del pasado esas palabras que dijimos?

¿Cuántas otras la fama ha dejado en soledad (sin amistades de verdad) a cantantes y artistas? ¿Cuántas veces hemos dejado de vivir la eternidad del presente por placeres efímeros?

La plenitud puede estar más cerca de lo que crees

No tiene nada de malo buscar una mejor calidad de vida, un mejor sueldo, ser reconocido, buscar placer, diversión, etc. Lo malo es pensar que eso nos va a dar plenitud.

La verdadera plenitud solo se alcanza atendiendo y satisfaciendo los deseos más profundos del corazón, por medio de un desarrollo integral de nuestra persona.

Jesús como sustento de la realidad es el fin último, por eso san Ignacio decía que todo lo que existe sirve en medida que nos lleva a Dios. Claro que los medios son necesarios, pero todo en su justa medida.

Eso significa que enfocándonos menos en los medios llegaremos a los fines y que enfocándonos más en los medios nos perderemos de la meta.

Hazlo ahora, no esperes más

Todos tenemos sueños por cumplir, pero muchas veces pensamos que necesitamos algo más para comenzar a cumplirlos. Nos repetimos esta frase procrastinadora de diferentes formas: «cuando tenga esto haré esto».

«Cuando tenga tiempo iré al gimnasio, cuando tenga dinero pondré mi negocio». «Cuando me gradúe conseguiré el trabajo de mis sueños, cuando llegue la persona indicada empezaré a amar de verdad». Cuando esto, cuando aquello, cuando…  ¿cuándo?

Dios nos ha dado todo para ser felices, nos dio la capacidad de soñar y cumplir nuestras metas. A Dios le encanta vernos crecer, amar, disfrutar, reír, vivir.

Sueña con que un día descubramos nuestros dones y los empecemos a usar para lo mejor. La fama sirve de muy poco si no se aprovecha para influenciar positivamente y la riqueza pierde su valor si no se administra con caridad y justicia.

Si Dios nos acompaña, nos ayuda, ¡nos ama! ¿Qué nos puede faltar? Como dice la canción: «Solo Tú me bastas».

Jesús ya nos hablaba de cómo menos, es más

El discurso que Jesús da en la montaña es uno de sus más famosos y reconocidos por todo el mundo. Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-12) son como una guía de lo que vale la pena. El Catecismo en el no. 1716 dice:

«Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham. Pero las perfecciona ordenándolas no solo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos».

Jesús ya nos hablaba de cómo menos, es más. Y es que, si perdemos de vista nuestra esperanza, que es Él, entonces nuestra vida será un desorden.

La austeridad a la que invita Jesús significa darle importancia a aquello que muchas veces es menospreciado: salud, paz, amor, grandes relaciones interpersonales, gracia y libertad. Esas sí son medidas de una vida plena.

Quizá aquello que tanto buscas también te está buscando. De hecho, puede que esté a la vuelta de la esquina, entonces ¿por qué desperdiciar todo nuestro tiempo en medios en lugar de darle importancia a lo esencial?

Jesús, quiero ser esa persona que anhele estar en tu presencia

Para finalizar te comparto esta pequeña oración. Puedes hacerla justo ahora o en un momento del día donde estés más tranquilo y a solas, en intimidad con Dios.

«Sé que muchas veces me he perdido en los medios y he descuidado lo importante. Muchas veces me encuentro sin sentido, haciendo cosas que ni me gustan tanto, solo me distraen.

Por eso te pido que me concedas la luz de tu Espíritu y la fuerza de tu gracia para poder vivir una vida plena. El sentido para reconocerte en el camino y el discernimiento para ordenar mi vida.

Quiero ser una bendición para mis hermanos, quiero ser feliz, vivir en paz y disfrutar de la vida. Sé que a tu lado podré lograrlo. No con lo mucho que el mundo ofrece, sino con lo esencial que eres Tú. Amén».