indiferencia

Después de siete años de vida consagrada (vivo en comunidad desde los 20) no dejo de sorprenderme de cuanto puede ser verdad todo lo que ha salido de los labios del Señor Jesús. Todos los días lo confirmo, y no me refiero a que lo confirmo solamente leyendo la Biblia, no, lo confirmo también en mi propia vida, en las consecuencias de mis actos, en las experiencias que tengo, en las cosas sencillas de mi vida cotidiana. Esto ocurre especialmente cuando se trata del amor. Confirmo que el Señor Jesús dice la verdad porque cuando amo me encuentro, cuando me dono recibo, cuando «pierdo» mi vida por Él y por los demás encuentro una vida más auténtica y plena.

Sin embargo, es cierto que una sana lógica secular me diría lo contrario: «Busca tu vida y la encontrarás, y si la pierdes, no la hallarás más» ¿Te suena sensato? A mi, sí. ¿A quién podría parecerle insensato el hecho de que pensando en uno mismo probablemente se logren grandes cosas, mientras que dedicándose desinteresadamente a los demás se puede descuidar la propia vida… creo que esto no puede parecerle insensato a nadie. Parece lógico, tiene apariencia de verdad pero no lo es. Y no lo es porque somos seres creados para el encuentro, porque es en el amor donde nos encontramos a nosotros mismos y encontramos el sentido pleno de nuestras vida. No me interesa demostrarlo, cada uno puede experimentarlo en su propia vida: trata de vivir para ti mismo, trabaja para estar tranquilo, ten una familia para sentirte acompañado y llega a la cima de lo que hagas para experimentarte significativo. Cuando hayas terminado de hacer todo esto probablemente estarás asqueado de ti mismo, o mejor dicho, sentirás como si el tú autentico hubiera quedado olvidado en el camino. Regresa, prueba este otro camino: trata de vivir para los demás, ten una familia para que ellos sean felices, trabaja para dar frutos, y llega a la cima en todo lo que hagas porque es el mejor servicio que puedes hacer. Cuando hayas terminado verás que Cristo tiene razón: efectivamente había más alegría en dar que en recibir y el mejor modo de encontrarse a sí mismo es «perdiéndose» por los demás.

Los dos videos que he posteado en esta entrada creo que pueden servir para despejar un poco el polvo de indiferencia que de tanto en tanto se cierne en el corazón de cada uno. La lógica «sensata» del mundo tiende a asentarse  y a no dejarnos ver la «ilogicidad» del funcionamiento de nuestro interior. El primer video es muy claro: el amor devuelve amor, bien, alegría, plenitud. Mientras que el mal o la indiferencia devuelven mal, tristeza, angustia y conflicto. El segundo video es en el fondo un grito de dolor ante un mundo indiferente y solitario. Estoy seguro que pueden ser muy útiles para muchas personas.