

El 31 de enero celebramos la memoria de San Juan Bosco (o, como lo conocemos, «Don Bosco»), fundador de los Salesianos y patrono de la juventud y de los maestros. Es por esto que quiero invitarte a reflexionar sobre algunos consejos que este santo da a quienes ejercen el servicio de la educación.
Como base, tomo la segunda lectura del oficio de lectura de este día, la cual podrás encontrar completa aquí.
1. «Hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes»
Don Bosco tenía claro que la misión del maestro no es solo la de impartir conocimientos a los niños y jóvenes, sino que implica la integralidad del ser humano; buscar su formación en conocimiento, virtudes, moral, etc. Es por esto que un buen profesor se preocupa también por la felicidad de sus estudiantes.
Siempre el profesor ha de buscar ser un padre o una madre para sus estudiantes, para lograr, de la manera más respetuosa y objetiva posible, que ellos encuentren en él o ella un apoyo para la vida cotidiana.
Esto hace sagrada la relación maestro y alumno, pues es la relación de un padre con el hijo que le ha sido confiado.
2. «Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos»
Habrá ciertamente momentos de tensión, de cierta desesperación y hasta de enojo, pero el que ejerce la misión de enseñar debe esforzarse por ser un maestro en el control de sí mismo.
Aunque en ocasiones le sea necesario imponer cierto tipo de castigos y correcciones, siempre ha de conservar la debida mesura para que evidencien caridad y no resentimiento o ira desenfrenada.
Una corrección a tiempo, con buen tono, buena actitud y sobre todo con suma caridad, siempre será salvífica. No así cuando nace del resentimiento, de la rabia o la mala actitud.
Educa mucho más el amor que la crudeza del corazón. ¡Ve a los estudiantes como aquellos hijos que la vida te ha confiado para guiar en sus primeros pasos!
Busca la manera de que aprendan a caminar cada vez con mayor firmeza y seguridad por los senderos que la vida les presentará.
3. «Mantengamos sereno nuestro espíritu»
Don Bosco sabía lo que causa una mala mirada o una palabra suelta. Es por ello enfático en pedir que el maestro serene siempre su espíritu y evite en todo momento las malas actitudes con sus estudiantes.
«Tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro». Solo de esta manera es posible que el maestro ejerza correctamente la vocación a la que ha sido llamado.
4. La formación de uno mismo
El maestro es una persona que busca no solo la formación en academia, sino también en espíritu. Por eso debe autoformarse constantemente y fortalecer su propio ser, ejercer su misión con caridad y paciencia, con suma prudencia y pedir en todo momento el don del Espíritu Santo para su propia vida.
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