

El siglo XXI es conocido como el siglo de los avances tecnológicos, de la ciencia, del conocimiento y de la globalización. Sin embargo, al igual que en todos los siglos que lo precedieron, a cada etapa de la historia de la humanidad le viene su dolor, y uno de los dolores más grandes de este siglo, es el sufrido por los inmigrantes.
La migración, a causa de persecución y de inseguridad, es uno de los mayores dramas del siglo XXI. Este fenómeno que se replica en todas partes del mundo como nunca antes, genera preguntas en prácticamente todos los planos de la existencia humana.
A continuación, les dejamos «Darlin» un documental que muestra la historia de dolor, separación e incertidumbre de una familia hondureña.
Rezamos por Darlin, Jeffrey y Hamilton
El corto «Darlin» busca exponer las difíciles situaciones que viven muchísimas personas en todo el mundo. Sin entrar a criticar las medidas migratorias de cada país, «Darlin» trae a la atención de los espectadores los sufrimientos que se viven en nuestro tiempo, que muchas veces son desconocidos.
La pregunta que surge es la siguiente: ¿Cómo es que en pleno siglo XXI, siguen existiendo violaciones de los derechos humanos tan patentes? Familias separadas a la fuerza, centros de detención de inmigrantes indignos, hambre, trato inhumano, falta de higiene, etc. ¿Cómo es posible que, aún después de todas las situaciones catastróficas a nivel humano que hemos vivido hasta ahora, todavía no aprendamos?
La respuesta radica en el corazón del hombre. A pesar de haber vivido dos guerras mundiales, varios genocidios y de haber intentado establecer los medios para evitar que estas situaciones se repitieran —la misma Organización de las Naciones Unidas—, lo cierto es que la lucha contra el mal, se inicia y se gana en el corazón del hombre.
Hasta que Dios, su amor y su paz, no reine en nuestros corazones, no sabremos colocarlo como la base de las instituciones que existen en nuestra sociedad actualmente. Hasta que Él no sea proclamado como Dios y Señor de tu vida, no lo podrá ser de las fronteras ni de los centros de detención de inmigrantes.
¿Cómo podemos ayudar?
El verdadero respeto a la dignidad humana es una consecuencia de interiorizar que todos somos hijos de Dios, igual de bellos ante sus ojos. Nuestra lucha radica en conseguir que esta verdad sea el principio rector de nuestra acción en cualquiera de nuestras decisiones diarias.
1. ¿Podemos revertir la injusticia que se vive en las situaciones de inmigración? Siempre. Como primera actuación, podemos, y debemos, acudir a la oración (te recomiendo el curso «Crecer en la vida de oración»). El poder de la oración es un gran desconocido para muchos.
2. En segundo lugar, si ves un llamado concreto a acompañar a estas personas, no tardes en actuar. Visita a los presos, alivia sus dolores, escúchales y ve a transmitirles el consuelo de Jesús.
No olvides que Jesús mismo lo espera: «porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme». (Mateo 25, 35 – 37)
3. Finalmente, y si también ves que es algo a lo que Dios te llama, no dudes en actuar a nivel nacional o internacional. Muchas veces los cambios de situaciones tan grandes, inician por una reforma legislativa nacional o de un proyecto de carácter internacional.
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