

Hace unos días escuchaba hablar a dos «influencers» sobre la importancia del cuidado personal. Y me llamó mucho la atención que la conversación girara en torno al cuidado de la apariencia física casi exclusivamente (rutinas de sueño, cremas, masajes, etc) y cómo es que la primera impresión en una entrevista de trabajo o cuando conocías a alguien era muy importante.
No hay nada que podamos negar, cuidar la apariencia física sobre todo si se va a postular a un trabajo no solamente es importante para dejar una buena impresión, sino que habla del respeto y consideración que se le tiene a la persona que está enfrente. Pero no todo queda o se limita a eso, ¿verdad?
El cuidado personal no es un concepto nuevo, ya los griegos hablaban del cuidado personal como el cuidado y conocimiento de sí mismo. Han existido distintos momentos en la historia en donde el cuidado personal ha tomado mayor o menor relevancia. Pero es en nuestro tiempo y en las generaciones jóvenes en particular, que el cuidado personal ha tomado mayor relevancia.
1. ¿Qué entendemos por cuidado personal?
A través del cuerpo expresamos quiénes somos. El cuidado personal va más allá de solo el cuerpo, pues somos un poco más complejos que eso. Los griegos lo intuían y como cristianos lo confirmamos, el cuidado personal tiene que ver con el conocimiento de uno mismo y en ese sentido apuntar los esfuerzos hacia lograr su bien.
Trabajando incansablemente, engriéndonos desproporcionadamente, comprando todo lo que se nos antoje. Evitando la incomodidad y el sufrimiento a toda costa y viéndonos hermosos al espejo todo el tiempo no significa de ninguna manera cuidado personal.
2. Mil y un tareas
Dentro de las recomendaciones que tienen que ver con el cuidado personal encontramos, además de un recto cuidado del cuerpo en cuanto a deporte, alimentación y descanso lo siguiente:
— Rutinas, horarios, cultivo del orden
— Tiempo dedicado al ocio productivo (actividades como el arte)
— Tiempo con los amigos y personas significativas
— Tiempo en contacto con la naturaleza
— Actividades sociales apropiadas
—Momentos de cultivo personal (formación, aprendizaje)
— Cultivo de la vida espiritual
Muchas veces al leer esta lista sucede que con todo lo que tenemos que hacer, las exigencias del trabajo, los hijos o los estudios, parece que el tiempo no alcanza como para estar pensando en cada uno de estos aspectos de nuestras vidas. Y encima ponerlos en orden y además cuidarlos. De solo leer nos sofocamos y preferimos dejar pasar la vida. Y que otro se ocupe… de uno.
3. Templanza, la virtud del cuidado personal
Aprender a cuidarnos resulta tal vez complicado porque el asunto podría relacionarse con que nos hayan enseñado a hacerlo. La templanza en ese sentido es la virtud que inculcada nos permite ocuparnos de todo (y de nosotros) en la justa medida. Buscando una armonía justa en el desarrollo personal.
Si cultivamos la templanza desde pequeños, todas estas «actividades» para el cuidado personal caen por su propio peso. Los hábitos y rutinas que desde pequeños forjamos con ayuda de nuestros padres y educadores serán los aliados en el futuro para lograr una vida armónica y en equilibrio.
Además contaremos con herramientas emocionales concretas para poder hacer frente a situaciones difíciles en la vida. Aprenderemos así que cada cosa tiene su momento, su lugar y su medida. Y esto se aplica a distintas dimensiones de nuestra vida.
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