cuerpo y alma

«Las almas buenas van al cielo». ¿Qué pensarías si decimos que esta afirmación no es del todo correcta? No porque no haya que ser bueno para ir al cielo, sino porque al cielo no van las almas, sino las personas; y las personas no son solo su alma, sino la unidad de cuerpo y alma.

Cada Pascua celebramos la resurrección de Cristo. Esta fiesta es importante porque su resurrección es la garantía de nuestra propia resurrección. Y la resurrección de Nuestro Señor nos permite entrever cómo será la nuestra.

El día de hoy me gustaría hablar de nuestra resurrección a partir de cuatro mitos que son falsos.

Mito 1: La muerte es la liberación del alma

Un filósofo de la antigüedad, llamado Platón, decía que el cuerpo es la cárcel del alma. Y así, para él, la muerte era vista como una liberación. Sin embargo, esta creencia es incompatible con la fe cristiana.

Al respecto, Santo Tomás de Aquino enseña que el ser humano no es solo su alma (Suma de Teología. I, q75, a4, c), sino que es la unidad de cuerpo y alma. Cuerpo y alma se unen formando una única realidad.

Por su parte, San Juan Pablo II, en su Teología del cuerpo, plantea que el cuerpo no es algo accesorio, sino algo esencial al ser humano, hasta el punto de que el cuerpo es la expresión visible de la persona (Catequesis del 19 de diciembre de 1979, n. 4-5).

Es decir, el cuerpo es el ser humano en su visibilidad. Por eso, él afirma categóricamente que el ser humano es cuerpo (Catequesis del 12 de setiembre de 1979, n. 4).

En atención a esto, la muerte no es para los cristianos una liberación. Todo lo contrario, Santo Tomás de Aquino dice que la muerte sitúa al ser humano en un estado antinatural (Suma Contra Gentiles. Libro 4, capítulo 79), pues separa el alma del cuerpo, que naturalmente deben estar unidos. Esto nos lleva al siguiente mito.

Mito 2: Solo las almas van al cielo

cuerpo y alma

Es cierto que, apenas morimos, recibimos en nuestra alma una retribución inmediata: salvación o condenación. En el caso de la salvación, esta puede consistir en ir directamente al cielo o ir al purgatorio si hay algo que purificar. Sin embargo, en ninguno de estos casos el alma ha llegado a su estado final: le falta reunirse nuevamente a su cuerpo.

La resurrección de Cristo es el modelo de nuestra propia resurrección. Y Cristo no resucita como un fantasma, sino como un ser humano completo: cuerpo y alma, al punto de que sus discípulos lo pueden tocar (Juan 20, 27).

Cada vez que rezamos el credo, decimos: «creo en la resurrección de la carne». Es decir, nuestros cuerpos también van al Cielo. Y al encontrarse en el credo, esta es una de las verdades esenciales de nuestra fe. 

Santo Tomás de Aquino dice que si bien el alma que muere y contempla Dios es feliz, su felicidad se extenderá también al cuerpo después el juicio final (Suma de Teología. I-II q4, a5, ad5).

Después del juicio final, nuestros cuerpos serán recreados, y entonces el ser humano completo —alma y cuerpo—, gozará plenamente de la presencia de Dios.

Mito 3: Nuestro cuerpo resucitará tal cual se encontraba al momento de morir

Para abordar este mito, tenemos que entrar en el terreno de la especulación teológica. Sin embargo, si vamos a emprender esta tarea, qué mejor que hacerlo de la mano de Santo Tomás de Aquino.

Cómo dijimos hace un momento, la resurrección de Cristo es el modelo de nuestra propia resurrección. Y a partir de esta consideración, Santo Tomás dice algunas cosas que nos pueden resultar impresionantes. Menciono solo dos.

En primer lugar, dice que resucitaremos con un cuerpo de 33 años. ¿Por qué esta edad? Porque es la edad con la que resucita Cristo. Y así, dice que a los que murieron ancianos se le restará la edad sobrante; y a los que murieron muy jóvenes se les aumentará lo que les falta (Credo comentado. Artículo 11). En el fondo, lo que quiere decir es que nuestro cuerpo resucitará en su mejor momento.

En segundo lugar, nuestros cuerpos resucitarán en estado perfecto (Credo comentado. Artículo 11). Y así, si alguien tenía una enfermedad en su cuerpo, resucitará sano. Si alguien sufrió una amputación, resucitará con su cuerpo completo. En suma, cualquier problema que hubiéramos tenido en nuestro cuerpo, desaparecerá al resucitar.

Mito 4: No habrá hombres ni mujeres en el Cielo

cuerpo y alma

Algo que puede confundirnos con relación a este mito es la expresión de Nuestro Señor que dice que en el Cielo seremos como ángeles (Marcos 12, 25). En realidad, no lo dice en el sentido de que no habrá varones ni mujeres, sino en el sentido de que no nos casaremos en el Cielo porque todos estaremos unidos a Dios, como explica San Juan Pablo II (Catequesis del 16 de diciembre de 1981, n. 2ss).

Nuevamente, la resurrección de Cristo es el modelo de nuestra propia resurrección. Y Jesús resucita como varón: también resucitado es verdadero hombre y verdadero Dios. Por otro lado, la otra persona que está en el Cielo en cuerpo y alma de la Virgen María; y en el Cielo, ella sigue siendo mujer.

De igual manera, también nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos completos de varón y de mujer, es decir, con todos sus órganos. Seremos varones y mujeres plenos en el cielo.

Y si bien nuestros órganos sexuales no se usarán para la reproducción, Santo Tomás de Aquino dice que los mantendremos porque ellos son parte de la perfección que tenemos en cuando seres humanos (Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo. IV, d44, q1, a2, s1, ad1).

San Juan Pablo II hace una afirmación todavía más audaz. Él no solo dice que resucitaremos para la Vida Eterna como varones o mujeres, sino que ser varones o mujeres tendrá un nuevo significado (Catequesis del 2 de diciembre de 1982, n. 4); adquirirá su significado pleno —podríamos decir—. Así, ser varón y ser mujer implicará una forma particular de unirnos a Dios.

En conclusión

La vida eterna que Dios tiene preparada para nosotros superará todas nuestras expectativas, pues «ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó; lo que Dios preparó para los que lo aman» (1 Corintios 2, 9). Y ese inmenso don inimaginable que Dios tiene preparado para nosotros, lo disfrutaremos no solo en nuestra alma, sino también en nuestro cuerpo.

Nuestro autor también tiene un blog llamado www.amafuerte.com donde puedes encontrar contenido sobre sexualidad y afectividad.