Se puede decir tanto sobre la amistad… sin embargo hoy nos centraremos en un aspecto especial. Después de ver el corto animado que les presento, seguro que algo se les removerá por dentro.

¿Alguna vez han estallado como un elefante en una cacharrería y se han dejado llevar por el enojo y la frustración?

¿Han perdido alguna amistad o alguna oportunidad por sumirse en la oscuridad y no tener a nadie que los acompañe? O incluso, ¿han dado alguna vez por imposible a alguien desistiendo en la amistad?

Este corto animado llamado «Stuffed» de Short of the Week habla justamente de la importancia de sentirse acompañado incondicionalmente.

Lo que sucede cuando nos dejamos llevar por la ira

Ver este corto me recordó un libro que escribió un muchacho de 24 años, Albert, que había estado desde los 14 años luchando contra un cáncer, ingresado en un hospital.

El chico relataba algunos de los descubrimientos más importantes que había hecho durante este período en el que había perdido una pierna y un pulmón. Su vida, está claro, no había sido como la de cualquier otro joven.

Cuenta Albert que una tarde, con la esperanza de recibir los resultados de su último tratamiento, esperaba que le dieran permiso para pasar el fin de semana en casa, con su familia.

Pero, finalmente, la decisión médica no resultó alineada con sus deseos. Entró en cólera y maldijo a cuantos sanitarios encontró a su paso.

Gritó, lloró, golpeó puertas y paredes, pataleó y profirió insultos y quejas contra todos los presentes. Una imagen para no olvidar.

No era una situación aislada la que relataba. Otros jóvenes o niños como él, a lo largo del duro proceso de luchar contra un tumor, pasaban por esa misma necesidad de desahogar la rabia, la ira, la tristeza o la frustración.

Por eso, la doctora que los atendía decidió habilitar un espacio en la planta de oncología para que, frente a una cámara, pudieran expresar todo lo que sentían, y después les hacía revisar la grabación.

¿Qué ocurre cuando analizamos mejor nuestro comportamiento?

Albert relata que era un momento fascinante verse gritar, escucharse enfadado, como loco y casi paranoico. En realidad, aquello que, por unos instantes, le había parecido lleno de sentido, transcurridos unos minutos carecía de fundamento.

No es una historia que Albert explique a los enfermos de cáncer. Nos la explica a todos: nos anuncia que el eco de la cólera tiene el poder de enseñarnos cuán absurdo es dejarnos llevar por la ira.

Y sobre todo, nos indica qué importante es dejarse guiar por aquellos que guardan la calma. Que no te dan por imposible, que siguen confiando en ti, que no abandonan el barco a la primera de cambio, porque ven en ti lo que eres y lo que puedes llegar a ser aun en tus peores momentos.

No dejemos que el miedo o la ira destruyan nuestras amistades

De igual forma, en el corto animado, la jirafa permanece cercana al protagonista, sin presionar, haciéndose presente y aportando luz a las tinieblas.

Como esa doctora que comprende al enfermo y que trata de sacar un aprendizaje de cada piedra en el camino, que anima, que consuela y que no responde con la misma moneda, sino que decide ponerse a nuestro lado y darnos la mano para ayudarnos a ser cada día mejores.

Creo que Albert escribió este libro del que les hablo porque, de una forma u otra, todos tenemos un pequeño (o gran) tumor en nuestro interior que debemos sanar.

Todos, además, hemos huido en alguna ocasión de los tumores de otros. La amistad debe ser sanadora, y el mejor referente es Aquel que nunca desiste y nos acompaña incluso cuando nosotros mismos hemos perdido la esperanza.

Con el tiempo, Albert aprendió a «hibernar por veinte minutos». Cuando la ira, el miedo o la frustración se apoderaban de él se estiraba y sentía su respiración profundamente mientras permanecía quieto y consciente de todo su ser. Como tantas veces había hecho cuando tenían que hacerle un TAC.

Me gusta pensar que eso que él llama «hibernar por veinte minutos» es algo así como entregarse a la oración y sentir el abrazo de Dios, que nunca falla y que nos ama.

Como la jirafa deja al amigo su música, Dios permanece en nuestro corazón como la bella canción que siempre reconforta.

Y ¿tú?, ¿acompañas a tus amigos en los momentos más oscuros?, ¿los consuelas, los escuchas y los apoyas lo suficiente?