

Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, Reino Unido, la pornografía desencadena en el cerebro de las personas que sufren de adicción sexual reacciones similares a las que causan las drogas en el cerebro de los adictos a esas sustancias: «Hay diferencias evidentes en la actividad cerebral de los pacientes que tienen un comportamiento sexual compulsivo y los voluntarios saludables que participaron en nuestra investigación», afirma Valerie Voon, autora del estudio.
La pornografía es como el lodo, nos «atasca» en nuestro pecado y nos impide amar a los demás y a nosotros mismos. Además genera profundos sentimientos de aflicción, angustia y vergüenza.
En este sencillo vlog quiero explicar, con la analogía del lodazal, lo que va haciendo la pornografía en nuestro corazón y en nuestra mente, y dar algunos consejos para recuperar la pureza tan necesaria en nuestro camino de cercanía con El Señor.
Gracias por sus consejos, quiero saber más de ese tema