

Nuevamente presentamos un recurso del espacio psicológico «El Electroshock». Esta vez hemos encontrado un muy buen recurso para entender por qué hablamos mal de otras personas y desde ahí partir para frenar esta situación. ¡Es un buen momento para dejar de ser chismosos!
En primer lugar hay que entender que esto de hablar mal de otra persona es muy humano. Brian Shannon nos explica que hablar mal de alguien es mucho más fácil que enfrentar a esa persona directamente y solucionar el conflicto que se tiene. Siempre es más fácil evadir que enfrentar las situaciones que nos ponen tensos. Entendiendo esto podemos tomar conciencia y ubicar de dónde es que nace dentro mío esa necesidad de andar hablando mal de los demás en lugar de enfrentar el problema.
¿Cómo saber si soy un chismoso?
Muchas veces (por no decir la mayoría) el problema lo tenemos con nosotros mismos. Nos cuesta enfrentarnos con la propia realidad. Es mucho más sencillo hablar de los demás que enfrentar los conflictos e insatisfacciones internas que tengo. Es mejor no tomarme nada en serio y encontrar la burla y el hablar sin fundamento. Es una salida en apariencia más sencilla que enfrentar el conflicto de fondo.
Uno de los síntomas más notorios es la poca capacidad de quedarte callado cuando te han contado algo o cuando te has enterado de algo, es como si quisieras ser siempre el primero en decir las cosas. Por supuesto sin meditarlas y sin comprobar si lo que dices es fiel a la verdad y sobre todo prudente de decir. El otro síntoma es aquel disfrute que se siente. Esa curiosidad casi incontrolable por saber aquello de lo que otros están hablando y tú no sabes. Esa satisfacción de haber ido con la «primicia».
El mal hábito del chisme
Los chismes pueden nacer, como el video nos lo recuerda, por una evasión a una situación de conflicto. Ya sea un conflicto con un tercero o principalmente un conflicto personal propio (baja autoestima, inseguridad, etc.). Pero así como pueden tener una causa fundada, con el pasar del tiempo esta práctica se convierte en hábito. Un mal hábito.
Empezamos a utilizar el lenguaje y nos relacionamos con los demás utilizando el chisme como conexión, no puedo hablar de otra cosa que no sea de los demás. Bien decía hace poco el Papa Francisco que las guerras comienzan con el lenguaje. Con cosas que se dicen mal o se malinterpretan y luego se repiten tantas veces hasta deformarse y destruir a la persona de la cual hablan mal y también destruye al chismoso. Lo empequeñece, lo vuelve ligero, poco profundo y lo va dejando solo.
La búsqueda de la verdad
Siempre trae ganancias. En este sentido, la confrontación de la que nos habla Brian Shannon en el video es una de las principales armas para combatir el chisme, el propio y el ajeno. Confrontarse con uno mismo en primer lugar: ¿vale la pena que hable de esta manera?, ¿lo que voy a a decir contribuye en algo?, ¿estoy haciendo bien hablando de esta manera? Y confrontar al tercero cuando escuchamos un chisme: «¿has comprobado lo que dices?», «¿cuál es tu intención al contarme esto?», «si tienes un conflicto con esa persona, háblalo con ella».
Todos tenemos defectos, para todos es más fácil «mirar la paja que está en el ojo de tu hermano y no la viga que está en tu propio ojo». Es siempre más fácil evadir que confrontar. Pero, ¡vamos! El camino de la virtud si bien es el más difícil, es también de lejos el más gratificante.
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