La pereza. Pertenece a la lista de pecados capitales, lo que quiere decir que vivo en constante pecado. Esta sí que la hemos sentido todos, tal vez a diario, cuando apagamos por enésima vez el despertador en la mañana y nos convencemos a nosotros mismos de que cinco minuticos más no le harán mal a nadie.

Este video de «Casi Creativo» nos ofrece cuatro métodos para combatir la pereza desde la comodidad de la cama, literalmente. Y personalmente creo que el más efectivo es el número tres, lo podemos poner en práctica para casi cualquier cosa que nos produzca pereza.

La pereza es la madre de todos los vicios

Eso dice mi mamá, mi abuela, y probablemente también lo decía mi bisabuela y mi tatarabuela (la tuya también). Lo cierto es que la pereza se convierte en un gran obstáculo, en una pesada carga que nos impide alcanzar grandes cosas. La pereza no está presente solo en la mañana, cuando luchamos por despertarnos para ir al trabajo o para ir a estudiar. Está presente en los sueños, en los proyectos que tenemos guardados y en los anhelos que escondemos en el corazón.

La pereza nos impide realizar muchas obras. Por causa de la pereza llegamos tarde, perdemos una importante entrevista, abandonamos la oportunidad de un nuevo comienzo. Por culpa de la pereza indisponemos a nuestros amigos, familiares o pareja, provocamos peleas innecesarias y momentos de tensión.

La pereza nos convierte en personas aburridas a los ojos de los demás. Y le abre las puertas de par en par a la procrastinación, a esa horrible costumbre de querer dejar todo para después, o de empezar y dejar todo a medias.

Sueños inconclusos

La pereza también es madre de todas las metas que hemos abandonado en el camino. Es mejor amiga de la indiferencia, la frustración y el inconformismo, además piedra en el zapato para alcanzar la felicidad. Es cierto que muchas cosas en la vida nos dan pereza, nadie lo va a negar. Tampoco vamos a decir que de la noche a la mañana vamos a dejar de sentirla. Pero lo que sí podemos hacer es dar el primer paso, levantarnos y esforzarnos por hacer eso que tanto nos cuesta.

Si tienes una tonelada de pendientes, recuerda el consejo número tres. Divide tus tareas, también funciona fijar fechas exactas en el calendario. Pero ten siempre presente que si dejas que la pereza te consuma, vas a perder de un millón de oportunidades. ¿Qué otros métodos te funcionan a ti para combatir la pereza?