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El video que les presentamos hoy es una sugestiva publicidad de Samsumg que esta cargada de una bonita simbología sobre aprender el lenguaje del otro para poder entrar en un verdadero dialogo y comunión con él. El amor siempre será el medio de comunicación que romperá toda barrera y prejuicio a la hora de acercarnos a los demás. Permitámonos aprenderlo para poder entablar lazos cada vez más profundos y verdaderos con las personas que Dios pone en nuestro camino. Como nos dice el Papa Francisco: «Este es el lenguaje de Dios, el lenguaje del amor».

 Veamos que piensan nuestros blogueros asociados al respecto.

Luis Javier Moxo

Autor del blog: Echad vuestras redes

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El lenguaje de Dios Amor se mueve en otros parámetros que la mera fachada o escaparate social. Él sabe leer las intenciones de los corazones perfectamente, no engaña adaptando artificiosamente todo un decorado, Él realmente ha pensado en cada uno, ha dado su vida hasta la última gota por cada uno de nosotros. Ésa es la gran diferencia.

Mientras que unos se quedan y regocijan en lo aparente, incluso pensando que una empresa puede ser realmente sensible, consciente de las necesidades de cada uno, sabiendo que detrás de cada campaña subyace todo un estudio de mercado de clientes potenciales, llámense discapacitados auditivos o como sea, otros optan por hacer un trabajo paciente, desinteresado, gratuito incluso, callado y constante de ayuda y acompañamiento.

¿Dónde nos posicionamos nosotros? No somos una empresa ni nos debemos a ninguna. Sin embargo este vídeo puede suscitar cierta esperanza en la solidaridad y humanidad de las empresas multinacionales. Pues mucho mayor es el empuje del lenguaje de quien no necesita campañas efectistas y sensibleras. Se ha dado a Sí mismo en el campo de los hechos y no en el de los proyectos o dispositivos técnicos, muchas veces aparentes y engañosos, que favorecen un poco la vida a algunos consumidores.

Su Amor es para todos y gratis. ¿Queremos seguir su ejemplo expresándonos así en Su compañía? Él es el mejor de los jefes. Hagamos Su Voluntad, sigamos Su Verdad, eso nos hará libres de todo los demás.


Néstor  Mora

Autor de Blog: Eclesias TIC

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¿Qué son las barreras? Hoy en día damos gran importancia a la homogenización de la sociedad. Aunque se hable de diversidad, esta diversidad sólo se acepta si está «controlada» y «visada» por determinados controles sociales. Nos cuesta aceptar la cruz personal que todos tenemos que cargar. Pensamos que la tecnología y la sociedad pueden crear el Reino de Dios… pero sólo Cristo salva.

Todos nacemos con límites y deficiencias. Unos con más, otros con menos. Unos con barreras más graves, otros con barreras leves. Regalar un día sin barreras, es crear una ilusión de homogeneidad que se desaparece al día siguiente. En todo caso, es una apariencia que emociona y sirve para «vender». La verdadera caridad está más allá de las apariencias, ya que es Dios mismo. Dios es Amor, caridad, que no cae en apariencias, sentimentalismos, homogenizaciones y publicidades. ¿Dónde vemos la verdadera caridad? Miremos a los santos y beatos, como la Madre Teresa de Calcuta. Ella no ofrecía apariencias o emotividades, sino Amor.


Pilar Padial

Autor del blog: ¡Vive celebra la vida!

Pilar
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Me sitúo como espectador privilegiado, ya que veo la escena desde el punto de vista de quien, discapacitado, ha vivido ya muchas situaciones similares a ésa, en que algunas personas intentan obtener uno u otro beneficio de un golpe de efecto, más o menos sensiblero, respecto a las dificultades que está padeciendo otro. Unos lo hacen de mala fe, sólo por egoísmo. Otros, ni se dan cuenta de todo lo que buscan a cambio. Sólo algunos reconocen que todos tenemos una u otra discapacidad y muchas capacidades y que sólo se trata de compartir los dones que Dios ha depositado en nuestras manos. Acapararlos avaramente sería una injusticia pues ya que recibimos gratis, justo es compartir gratis. Para ello hace falta descubrir el gran secreto que de la felicidad: el amor. Por cada uno que quiere aprovecharse de la debilidad de otros hay cientos que intentan torpemente abrirse al amor. No nos amarguemos, pues, ni desistamos de la Humanidad. Yo sigo creyendo y trabajando por un mundo mejor, a ejemplo de Dios.


Xiskya Valladares

Autora del blog: Xiskya

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Ojalá intentáramos con tanto empeño romper todas las barreras reales de la comunicación. La falta de audición más grave muchas veces no viene tanto por la sordera, sino por el orgullo y el egoísmo. No somos muy conscientes de las veces que por propio beneficio negamos la comunicación a otros y nos hacemos voluntariamente sordos a sus voces. Esas son las verdaderas barreras que me preocupan. Y ojalá pusiéramos tanto interés en derribarlas como lo hacemos con otras. Con esto no digo que no debamos ser sensibles a los que carecen de visión o de audición. Digo que ellos son mucho más capaces de comunicarse gracias a la buena gestión de sus emociones; somos nosotros los que nos hacemos sordos a los demás cada vez que nos cerramos en nuestros victimismos, orgullos o egoísmos. ¿A quién hemos negado nuestra comunicación? ¿Tenemos derecho a ello? ¿Dios nos niega el diálogo alguna vez? ¿Pienso más en mis necesidades que en el bien de la otra persona? ¿Qué acciones tomo para mejorar mis relaciones? Solo el diálogo, la comunicación, construye o reconstruye las relaciones: «La sociedad no sólo existe por la comunicación sino que existe en ella. De esta manera la comunicación es dialéctica y reconstruye la experiencia» (John Dewey)


José Manuel Rodríguez

Autor del blog: Roncuaz

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Más allá del interés comercial que puede despertar suspicacias, la experiencia del chico sordo es inmensamente simbólica, se puede ver como lo que ocurre cuando uno encuentra al Señor y con Él entra en la Iglesia. Inmediatamente descubres que no importa la raza, el país o la cultura, el otro es un hermano querido que habla el mismo lenguaje que tú. Soy muy consciente de que esta solidaridad que siembra en nosotros la caridad de Jesús es realmente incomprensible sin la fe, pero absolutamente sensata y lógica si uno abre el corazón. El amor es efectivamente un lenguaje universal. Recordemos al buen samaritano que es el mismo Jesucristo: no importa quien sea el que necesita ayuda, comprensión o acogida, sirviéndolo nos encontramos como hermanos en la humanidad que Dios ama tanto que entregó su vida.