Quiero compartirles el emocionante video de Johnson & Johnson, llamado «A quienes cambiaron la salud humana». El comercial retrata algunas historias en las cuales distintas personas innovaron en materia de salud y, con pequeñas modificaciones, cambiaron para siempre y para bien, la vida de miles de personas.

Me puse a pensar en las enfermeras que se atrevieron a proponer el cambio, y me preguntaba ¿cómo se les ocurrió? Es una pregunta tonta, quizás, pero de todas maneras me la hago y llego a la conclusión de que ellas verdaderamente observaban a sus pacientes, miraban a la persona que tenían en frente. Y un simple gesto de compasión con el prójimo para alivianarle sus sufrimientos, se transformó en un acto revolucionario que beneficiaría a numerosas generaciones.

Es un video muy lindo y nos invita a pensar ¿cómo podemos traducir esto a nuestras propias vidas?, ¿cómo podríamos ayudar? Porque, aunque no inventemos nuevas prácticas, estoy segura de que no estamos exentos de aprender algo de quienes lo hicieron, y llevar a nuestro día a día un poquito de esa caridad que vimos en el video.

Buscar hacer el bien, siempre

Suena obvio, pero creo que no está de más recordar que nuestra misión en esta tierra no se reduce a lograr muchas cosas, sino a hacer lo correcto, a ayudar desinteresadamente. A veces nos enredamos y ajetreamos intentando alcanzar mil objetivos, a lograr concluir la mayor cantidad de pendientes, y nos olvidamos de que realmente no es eso lo que nos define — aunque estemos convencidos de que así es —, sino los pequeños gestos de bondad que podemos hacer, los que encontramos escondidos en el día a día.

Pienso que no estaba entre las tareas del día la aplicación de las buenas prácticas que emplearon algunos de los enfermeros del comercial, pero fueron más allá de su deber porque vieron la oportunidad de dar un alivio al prójimo, como moverlo un poco más o sacarlo al sol.

Mirar a las personas con los ojos del alma

Creo que lo anterior no se podría lograr si no somos conscientes de las personas que tenemos a nuestro alrededor, si no miramos, como dije al comienzo, al otro. Hoy día creo que, en ese ajetreo que también mencioné, es fácil que uno se ponga excusas o que, sin querer, no llegue a ver a quien tiene frente de sí. Es necesario un poco de olvido de uno mismo, sacrificio, para dejar de hacer lo que es cómodo y meterse en la piel del otro. Preguntemonos hoy ¿qué necesita, qué puedo hacer, qué está a mi alcance para ayudar a los que me rodean?

Desde nuestro trabajo, algo podemos cambiar

Vimos cómo algunas enfermeras y enfermeros cambiaron el mundo. Podemos pensar que desde nuestro trabajo de contadores, publicistas, periodistas, etc., no hay muchas buenas prácticas que podamos implementar, similares a las que vimos. Pero no es cierto, porque si cumplimos con esos propósitos de hacer el bien y mirar al otro, siempre aparecerán oportunidades, desde nuestra realidad, para hacer un cambio positivo.

Quizás no trascienda a toda la humanidad, pero esto no es lo que importa. Aquellos enfermeros no se plantearon una revolución, simplemente quisieron mejorar un poco la vida de quien tenían más cerca. Te invito a reflexionar un poco ¿podemos hacer eso por nuestros colegas, familiares, amigos?, ¿podríamos aportar algo, no importa si es grande o pequeño, desde nuestra vocación?, ¿cuando fue la última vez que te ofreciste a ayudar a alguien?