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¿Y para ti, qué es la mujer perfecta? Todos los días nos vemos bombardeados por publicidades, que al lado de cualquier producto, muestran una mujer en ropa sugerente o en situaciones insinuantes. El video de VitaSnella, aunque igual nos muestra una mujer con poca ropa, utiliza este recurso con una intención diametralmente distinta: reflexionar en lo fácil que es caer en la mentira del molde de belleza que los medios de comunicación actuales nos venden.
En el video vemos a una mujer, cuya representación en 3D es sometida a juicio de 8 desconocidos. Éstos tienen que ajustar esta representación a sus propios parámetros de belleza que, no sorprendentemente, son bastante parecidos: Pómulos definidos, labios carnosos, senos grandes, cintura, cadera y muslos reducidos. Hay incluso una participante que modifica el modelo 3D para que se enfatice la rótula y se vean rodillas más huesudas…
Al término del experimento, los 8 participantes parecen complacidos con el resultado de lo que ellos consideran una “mujer perfecta”, en este punto que quiero detenerme por un momento, pues creo que nos invita a pensar. Cada participante cree tener su propia visión de perfección, pero ¿esta visión es verdaderamente nuestra o es una percepción aprendida? Bien sabemos que los cánones de belleza dependen mucho de la cultura y el tiempo que se vive. Como decíamos al principio, vivimos en una época en la cual, como nunca antes, se nos está imponiendo -de forma global- la idea que el valor de la mujer radica en su belleza y en su capacidad de ajustarse a este molde de dictado por algunos.
La verdadera tragedia es que al vivir bajo esta influencia que nos llega por las redes sociales, videos, amigos, familiares –como dice en el video– terminamos por decírnoslo a nosotras mismas. Y aunque sabemos que videos y fotografías son hechos con modelos especialmente maquilladas para la ocasión, usando ropa cuidadosamente seleccionada, e incluso usando una luz determinada para enfatizar ciertos ángulos… y que, además de todo eso, son retocados en Photoshop; por alguna razón, nos creemos esta mentira y perdemos de vista de dónde surge nuestro valor como mujeres, nuestra dignidad.
En las escrituras, sin embargo, se define como mujer perfecta a aquella que habla con sabiduría y que enseña la piedad, dice además: “Engañosa es la gracia, vana la hermosura; la mujer que tiene la sabiduría, ésa será la alabada”. (Prov 31, 26-30). Pero ¿cómo hallar la sabiduría? ¿De dónde obtenerla? “El comienzo de la sabiduría es temer al Señor” (Sir 2, 14). Siempre es bueno aclarar que el temor de Dios no es tenerle miedo. Al respecto, el padre Bernardo Hurault explica que:
El ejemplo más excelso lo encontramos en María, por supuesto. Su mérito no radica en sus cualidades, en su virtud, ni en la gracia de su Inmaculada Concepción. El mérito de María está en su “Fiat”, en su decisión consciente de querer estar en comunión con su Señor, en buscar y hacer su voluntad y a partir de ahí desencadenar los eventos para nuestra redención y cumplir con el plan de Dios. ¡Es este también nuestro llamado! Nuestra perfección está en buscar y hacer la voluntad de Aquel que nos ama tanto.
Para finalizar, comparto sólo un fragmento de la bella carta apostólica Mulieris Dignitatem de San Juan Pablo II. Una carta que toda mujer debería leer para recobrar la perspectiva de lo valioso y esencial de nuestra femineidad, para entender mejor la verdadera posición que tiene la Iglesia sobre la mujer y no los monstruos que recibimos de la prensa y que, además, está disponible gratis en la página web del vaticano.
Tomando pie de esta conciencia y de esta entrega, la fuerza moral de la mujer se expresa en numerosas figuras femeninas del Antiguo Testamento, del tiempo de Cristo, y de las épocas posteriores hasta nuestros días.
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