En la práctica médica se nota una diferencia con aquellos médicos que también han sido pacientes. La cercanía con la realidad del paciente, un trato más cercano ypersonal.
Como matrimonio, hemos vivido la experiencia de 7 años de infertilidad primaria y ahora vivimos la experiencia de infertilidad secundaria (cuando el segundo hijo no llega). Tuvimos la suerte de encontrarnos a uno de esos doctores que de verdad hace medicina y por eso ahora no podemos dejar de ayudar a matrimonios que pasan por la misma situación.
Después de estudios médicos detallados, conocemos las causas médicas, tanto masculinas como femeninas y afrontamos nuestra situación de manera conjunta. Es algo que pasa en nuestro matrimonio en la relación de dos, no hay por lo tanto culpables.
Todo este proceso lo hemos vivido muy solos, comentándolo con otros matrimonios que viven alguna situación similar, pero todo por iniciativa propia, nunca hemos encontrado un grupo de apoyo. Todo terminaba con la dichosa infertilidad por causa desconocida y la resignación ante la situación. Sabemos que es difícil acompañar estas situaciones. Lo más seguro es que algún lector se identifique con la escena saliendo del ascensor y la vecina del 4° piso (la que ves una vez al año) lanza la frase “a ver cuándo os animáis”, o la segunda versión “cuidado que se os pasa el arroz”. No es raro que otros piensen…”estos sí que viven la vida, disfrutan, viajan y no tienen hijos… qué egoístas”.
Estas son preguntas normales en todo proceso de esterilidad o infertilidad. Puedes ayudar con la siguiente reflexión: recuerda que no te casaste con tu marido/mujer para tener hijos si no por amor, ese amor abierto a la vida acoge el regalo de un nuevo ser. Los hijos son una muestra de esa fecundidad, pero no es la única. Son matrimonio y son familia.
La fecundidad es de Dios, nosotros no somos fecundos, nos prestamos a la acción de Dios. El primer fruto de nuestra fecundidad es el amor que hemos creado entre nosotros dos. El consentimiento delante de Dios es la gran muestra de fecundidad. Por eso todo matrimonio ya es de por sí fecundo en la vivencia de este nuevo amor.
No por adoptar serás más fecundo ni más “familia”. La vocación a la adopción se debe madurar, el niño tiene derecho a tener padres pero no es que los padres tengan “derecho a tener hijos”. La adopción es un camino que se debe madurar y para eso también te puedes ayudar de otros matrimonios que ya han pasado por esta experiencia. En la asesoría contamos con matrimonios que ayudan en este camino. No hagas el camino solo, hay opciones de acompañamiento, una de ellas es la Asociación Española de Naprotecnología que ayuda en España, Latinoamérica y Europa.
Cada vez hay más casos de esterilidad e infertilidad. Las causas son múltiples: el estrés, la vida en las grandes ciudades, la alimentación, la contaminación, la edad de matrimonio, etc. La solución no es simplemente querer un hijo porque sí, sino entender en sentido de tu propia familia.
Escrito por Venancio Carrión.
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