

La convivencia en pareja puede sonar a cuento de hadas al principio, pero fácilmente convertirse en una película de terror. Es importante tener claro que no será fácil, pero no por ello imposible.
Además como creyentes tenemos un gran plus, el mejor aliado, ¡Dios! Y si recurrimos a su ayuda en los momentos difíciles y le confiamos nuestro amor, todo puede funcionar.
Estas siete claves de convivencia para parejas, que están basadas en una excelente masterclass gratuita que dio Andre Cobos, experta en teología del cuerpo, pueden ser realmente efectivas desde ya, si el trabajo lo hacen ambos e incluyen a Dios. ¡Empecemos! (y recuerda compartir este post con tu pareja) ❤️
1. Elijan amar
Elijo a una sola persona en el mundo y me comprometo a amarla. San Juan Pablo II utiliza cuatro términos para explicar cómo debe ser ese amor: libre, fiel, total y fecundo.
— Un amor en libertad que nadie me obliga a dar o recibir y me hace inmensamente feliz.
— Un amor en fidelidad, para estar con el otro en las buenas y en las malas.
— Un amor en totalidad porque estoy dispuesto a entregarme con todo lo que soy, a abrirle mi corazón, mis sueños y mi intimidad.
— Un amor fecundo, que es distinto en cada etapa y concretamente en el matrimonio, un amor conyugal que da vida biológica. Y tiene más exigencias, pero es así porque le apostamos todo.
Las relaciones de pareja no se construyen de un sueño, se construyen de una decisión que necesita voluntad de cada día decir ¡sí, te elijo a ti!
2. Comuníquense mejor
La comunicación es esencial para un matrimonio feliz. Hay que abrir el corazón para ser capaces de ponerse frente a la otra persona y decirle exactamente cómo me siento y qué necesito. Debe existir apertura y confianza para comunicarnos. Eso se puede lograr con ejemplos muy concretos:
— Evitar la crítica a toda costa y ser capaz de reconocer lo que estoy sintiendo. Ser positivos y sumar.
— No estar a la defensiva y recibir comentarios con apertura.
3. Cuiden y aumenten la intimidad
La intimidad de pareja se vive en el plano sexual, espiritual y de amistad. La intimidad crece con la comunicación y la convivencia.
A veces estamos cerrados a recibir la sexualidad, porque nos enseñaron que se debía reprimir, se la veía como algo malo o como pecado. Pero debemos verla con apertura y con los ojos que Dios la creó. Nuestros deseos de entregarnos y vivir en comunión son buenos.
Solo debemos estar conscientes de que es una entrega total de alma, cuerpo, sueños, proyectos, incluso anhelos de santidad y eso recae en la entrega que le haces a la otra persona. Por eso, es ideal que la entrega sea con esa persona que decida aceptarte todos los días de su vida y se comprometa de cara a Dios.
En el sentido de la intimidad espiritual también es necesario abrirnos y decirle al otro en qué creo y como quiero vivir mi fe. Es esencial que crezcamos en esta intimidad espiritual con Dios, el único capaz de hacernos experimentar el amor infinito.
4. Intenten no caer en la rutina
Muchas veces nos quedamos en nuestra zona de confort, pero debemos salir de ella. Por ejemplo, no debemos olvidar los detalles y es esencial hacerle saber al otro cuánto le amamos.
Tal vez con palabras que lo afirmen, un gesto, un abrazo fuerte, un detalle, tener una vez a la semana una salida especial para los dos. ¡Hay tantas cosas sencillas que pueden hacer juntos!
5. Tengan un proyecto de vida espiritual
Si quieres llegar al cielo y estás buscando una relación más profunda con Dios, necesitas a una persona que te apoye de verdad en este proyecto.
La idea es que caminen juntos hacia ese lugar. Y recuerda que cada uno necesita primero saber quién es y hacia dónde va para tener un proyecto claro en la vida que después será compartida.
6. Sanen sus propias heridas
Todos debemos reconocer nuestras propias heridas y sanarlas. Llevar mis heridas a la relación y poner sobre el otro un peso que no le corresponde, puede ser dañino. Tampoco puedo pretender que esa persona llene un vacío que un amor humano no puede llenar.
Mi anhelo de amor infinito debo llevarlo a la fuente del amor que es Dios. Si soy capaz de estar bien conmigo mismo, si he logrado sanar mis heridas pasadas y no le exijo al otro lo que no me puede dar, sino que lo acepto y recibo como es, la relación realmente cambia. Este es un proceso que toma tiempo.
7. Disminuyan el conflicto
Vivir en pareja es conocerse y complementarse, aprovechando las diferencias del otro. Debo reconocer que hay cosas en las que yo cojeo y tal vez mi pareja no, entonces me puede ayudar a crecer.
Evitemos el drama, porque sabemos que el otro no está haciendo las cosas por herirme. Seamos abiertos para decirle lo que sentimos. Resolvamos los conflictos con amor, apertura, comunicación, haciéndole saber al otro que le amo y que me importa.
Si quieres profundizar mucho más sobre este tema y compartir con tu pareja un espacio único, te recomiendo el curso online «Anatomía de un amor duradero». ¡Es espectacular! Estoy segura de que si lo hacen juntos, no se arrepentirán.
Recuerda que cada paso que quieran dar para mejorar requiere de esfuerzo y amor, pero también de la gracias de Dios. ¡Ánimo, hagan que el amor crezca!
Muy bueno, gracias