Y volvió con el zorro. –Adiós –dijo el principito con tristeza. –Adiós –dijo el zorro–. He aquí mi secreto: Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos. –Solo con el corazón… Lo esencial es invisible a los ojos… –repitió el principito para recordarlo.  –Lo que hace importante a tu rosa, es el tiempo que le has dedicado. –…es el tiempo que le he dedicado… –repitió el principito con el fin de recordarlo. –Los hombres han olvidado esta gran verdad –dijo el zorro–. ¡Tú no debes olvidarla! Eres responsable, por siempre, de lo que hayas domesticado ¡Eres responsable de tu rosa!… –Soy responsable de mi rosa… –repitió el principito para recordarlo – El Principito.