

En este momento, muchas cosas ponen nuestra fe a prueba. No vemos el futuro; no vemos que lo que parece tener éxito ahora y crece más, no durará mucho tiempo. Hoy, vemos filosofías, sectas y clanes extenderse, florecientes. La Iglesia aparece pobre e impotente… Rogamos Dios, para que nos instruya: necesitamos que nos enseñe, estamos muy ciegos. En una ocasión, cuando las palabras de Cristo los habían puesto a prueba, los apóstoles le dijeron: «aumenta nuestra fe» (Lc 17,5). Vayamos sinceramente: no nos conocemos; necesitamos su gracia. Cualquiera que sea la perplejidad que el mundo nos inspira…, vayamos a Él con un espíritu puro y sincero. Pidámosle humildemente que nos explique lo que no entendemos, que abajemos nuestro corazón cuando se obstina, y que seamos capaces de amarle y obedecerle lealmente cuando le buscamos – Sermones sobre temas del día, n° 6.