¿Y yo?, ante mí la eternidad. Yo, un disparo en la eternidad.Después de mí, la eternidad. Mi existir, un suspiro entre dos eternidades. Mi vida, pues, un disparo a la eternidad. No apegarme aquí, sino a través de todo mirar la vida venidera.

Que todas las creaturas sean transparentes y me dejen siempre ver aDios y la eternidad. A la hora que se hagan opacas, me vuelvo terreno y estoy perdido. Después de mí la eternidad.

Allá voy y muy pronto… Cuando uno piensa que tan pronto terminará lo presente, saca uno la conclusión: ser ciudadanos del cielo, no del suelo.— Escritos de San Alberto Hurtado. Pag, 37