

En todo el mundo se comprueba una angustia terrible, una espantosa hambre de amor. Llevemos, por tanto, a nuestras familias la oración, llevémosla a nuestros niños, enseñémosles a rezar. Pues un niño que ora, es un niño feliz. Familia que reza es una familia unida. — Pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta. Pag, 8