Fue Cristo quien se rindió y humilló de manera perfecta: perfecta porque era Dios, rendición y humillación porque era hombre.

Ahora, la creencia cristiana, es que si nosotros de alguna manera compartimos la humildad y sufrimiento de Cristo, también compartiremos Su conquista de la muerte y encontraremos una nueva vida después de morir, y en ella llegaremos a ser criaturas perfectas, y perfectamente felices —Mero Cristianismo, 55