

La palabra del Evangelio no ha aparecido jamás tan cargada de verdad humana: «Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos». En este camino que conduce al espíritu de infancia, un hombre tan simple y tan pacificado como San
Francisco de Asís tiene algo que decirnos. Algo crucial y decisivo. Este santo de la Edad Media nos está asombrosamente próximo. Parece haber sentido y comprendido nuestro drama de antemano, él que escribía: «Salve, Reina Sabiduría, que Dios te salve con tu hermana la pura simplicidad». Sentimos demasiado claro que no puede haber sabiduría para nosotros que somos tan ricos en ciencia sin una vuelta a la pura simplicidad. — Sabiduría de un Pobre. Pag, 2