

Tengo necesidad de ir allí donde soy puro. Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho, necesariamente, indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas. Te estoy agradecido por que me recibes tal como soy. ¿Qué he de hacer con un amigo que me juzga? Si recibo a un amigo en mi mesa, le ruego que se siente, si renguea, pero no le pido que baile. Amigo mío, tengo necesidad de ti como de una cumbre donde se puede respirar – Carta a un rehén.