

Cuanto más miserable soy y menos me veo generoso, más amo a Dios y más me animo a seguir este camino que a veces algo me aterra; pero luego miro a la Virgen, veo el mundo, contemplo a Dios, y entonces, el mundo me parece pequeño, desaparezco y queda solo Dios — La Virgen Madre, punto 239