

Oh Madre de Dios, tú alma estuvo sumergida en un mar de amargura, mira a tu niña y enséñale a sufrir y a amar en el sufrimiento. Fortalece mi alma para que el dolor no la quebrante. Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios. —Diario de santa Faustina. Pag, 94