

Debe ser capaz de tocar el corazón de Dios. Yo estoy perfectamente convencida de que cuantas veces decimos Padre nuestro, Dios mira sus manos, que nos han plasmado… «Te he esculpido en la palma de mi mano»… mira Sus manos y nos ve en ellas. ¡Qué maravillosos son la ternura y el amor de Dios omnipotente! Orad sencillamente, como los niños, movidos por un fuerte deseo de amar mucho y de convertir en objeto de propio amor, a aquellos que no son amados — Pensamientos de la Madre Teresa. Pag 2