María, como Madre, no quiere condecoraciones ni honras, sino prestar servicios. Y Jesús no va a desoír sus súplicas, Él, que mandó obedecer padre y madre. Su primer inmenso servicio fue el “Hágase en mí según tu palabra”… y el “He aquí la Esclava del Señor” (Lc 1,38). Dios hizo depender su obra del “Sí” de María. Sin hacer bulla prestó y sigue prestando servicios: esto llena el alma de una santa alegría y hace que los hijos que adoran al Hijo, no puedan separarlo de la Madre.—Un fuego que enciende otros fuegos. Pag, 156