Decía Charles Péguy: «La fe que amo más es la esperanza». Sí, porque en la esperanza, la fe, que actúa mediante la caridad, abre en el corazón de los hombres caminos nuevos, tiende a la realización del mundo nuevo, de la civilización del amor, trae al mundo la vida divina de la Santísima Trinidad, su modo de ser y de obrar tal como se ha manifestado en Cristo y nos transmiten los Evangelios.

Esta es, hermanos, nuestra gran llamada. No por mérito nuestro, sino «porque es eterna su misericordia». Hoy como en tiempos del Antiguo Testamento, Dios actúa en los pobres de espíritu, en los humildes, en los pecadores que se convierten a Él de todo corazón.—Testigos de Esperanza. Pag, 20