

Porque Jesús siguió la voluntad de su Padre, el cual, cuando lo envió al mundo, quisoque hubiera un regazo, un corazón que lo recibiera. Igual que en el cie lo estaba en el amor in sinu Patris, Dios quiso que en la tierra estuviera en el amor el sinu Matris.
Un libro de la Iglesia ortodoxa, Filolakai, explica que para amar a Jesús y tener la fuerza de resistir a las muchas tentaciones del mundo hay que invocar siempre el nombre de Jesús y el de María, siempre, siempre, incluso cuando nos despertamos por la noche.
También es un don y una gracia en nuestra vida la palabra de santa Teresa del Niño Jesús, la cual dijo que hubiera deseado ser sacerdote para poder predicar a María.
Nosotros podemos realizar el deseo de santa Teresa: María es amor. Dios hizo una imagen en el mundo para que recibiera a Jesús, y esta imagen de la Santísima Trinidad es María.—El Gozo de la Esperanza. Pag, 22