

Hay pequeñas cosas que tienen que ocurrir necesariamente en nuestras vidas, en nuestros hogares. La incomprensión, el sufrimiento vendrán inevitablemente, porque en ninguna vida faltan, incluso en nuestra propia comunidad.
Alguien me dijo un día: «Usted no nos habla nunca de las dificultades…»
Contesté que no tenía necesidad de hablar de tales cosas, justamente porque todos saben que tiene que haber dificultades. Lo que sí tengo que repetir es que, quizás a veces sin que las conozcamos ni nos demos cuenta de ellas, las dificultades están presentes. Es algo que ocurre a menudo.
Ocupémonos más de las cosas que por deber tenemos que llevar a cabo – cosas relacionadas con el marido, la mujer, los hijos, hermanos, etc. – que de los errores de los demás. — Seremos juzgados en el amor, p.76