No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni fuera de las primicias de Caná a la hora de los grandes milagros. Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, «juxta crucem Jesu» junto a la cruz de Jesús, su Madre. Admira la reciedumbre de Santa María: al pie de la Cruz, con el mayor dolor humano —no hay dolor como su dolor—, llena de fortaleza. Y pídele de esa reciedumbre, para que sepas también estar junto a la Cruz. — Camino. Pag, 41