

¡Qué humildad, la de mi Madre Santa María! —No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni —fuera de las primicias de Caná— a la hora de los grandes milagros. Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, «iuxta crucem Jesu» —junto a la cruz de Jesús, su Madre. — Camino. Punto 507.