

Si más de esto me reputares, tu estás contra mí, y mis maldades hacen de esto verdadero testimonio, y no puedo contradecir. Mas si me envileciere, y me volviere nada, y dejare toda propia estimación, y me tornare polvo (como lo soy) me será tu gracia favorable, y tu luz se acercará a mi corazón, y toda estimación se hundirá en el valle de mi poquedad. Allí me mostrarás qué soy, qué fui y de dónde vine: porque soy nada, y no lo conocí. Si soy dejado a mis fuerzas, todo soy nada, y todo flaqueza; pero si tú me mirares, luego seré fortificado, y estaré lleno de nuevo
gozo. — De la imitación de Cristo y desprecio de toda vanidad. Pag, 85