No se fatiga sin razón Jesús, no se cansa sin motivo la fortaleza de Dios; no se fatiga sin causa por quien los que se cansan se rehacen; no se cansa sin razón Aquel cuyo abandono nos cansa y cuya presencia nos refuerza. Y, sin embargo, se cansa, y se cansa del viaje, y se sienta, y junto al pozo se sienta, y es la hora sexta cuando se sienta. […] Jesús se cansa del viaje por ti. Vemos en Jesús la fortaleza y vemos en Jesús la debilidad […].

La fortaleza de Cristo te creó y la flaqueza de Cristo te recreó. La fortaleza de Cristo hizo que lo que no existía existiese, y la flaqueza de Cristo hizo que lo que existía no pereciese; su fortaleza nos creó y su flaqueza nos buscó. — Sermones sobre el Evangelio de san Juan, XV, 6-7