

El ser humano es un ser corporal no es un objeto cualquiera. Es, ante todo, alguien; en el sentido de que es una manifestación de la persona, un medio de presencia entre los demás, de comunicación. El cuerpo es una palabra, un lenguaje. ¡Qué maravilla y qué riesgo al mismo tiempo! ¡Tened un gran respeto de vuestro cuerpo y del de los demás! ¡Que vuestros gestos, vuestras miradas, sean siempre el reflejo de vuestra alma! – La vocación explicada por san Juan Pablo II.