El final de la vida sigue siendo vida. En él se realizan valores que sólo en él pueden realizarse. Al aceptarlo, la actitud de la persona adquiere una peculiar calma y una cierta elevación y superioridad en sentido existencial. Cuando se le preguntaba a San Carlos Borromeo qué haría si supiese que iba a morir dentro de una hora, solía responder: «Haría especialmente bien lo mismo que estoy haciendo ahora».

En esta respuesta se expresa la elevación a que nos referíamos. Es la superación de actitudes como el miedo, el afán de disfrutar de las cosas todavía un poco más, el deseo de apurar lo que reste de vida, la inquietud por llenar de contenidos materiales un tiempo del que cada vez queda menos… —Las etapas de la vida. Pag, 31