

Para nosotros la encarnación significa, después del pecado, la revelación de Dios en la obra de la redención. Dios se revela como amante de los hombres, amigo de los pecadores, aquel que salva. La encarnación es signo de que el amor de Dios no conoce abismos de separación, que todo le pertenece, también abismo creado por la voluntad del hombre, que quiere ser el epicentro de todo, otro Dios. También ese abismo cabe dentro del amor de Dios, porque para su amor no existe un afuera – El camino de la vocación cristiana.