Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz. No es de Dios lo que roba la paz del alma. Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy…, la paz os dejo…, la paz sea con vosotros…, y esto, en medio de la tribulación. — Camino 258. Pag, 21