¡Solo cuando las cosas son por Dios, es cuando hacen tanto escándalo como si Él solo fuera indigno de algún sacrificio! ¡Ah mundo malo y perverso que pone los gritos en el cielo porque se cumple la justicia y luego elogia como justa la maldad! Aunque Dios no fuera a recompensarnos, solo por ser quién es, le deberíamos el homenaje de todo sacrificio, sin que por eso se nos llamara ni siquiera buenas, ¡cuanto menos heroicas! — Historia de las misericordias de Dios en un alma. Pag, 662