

Dios está en el corazón del hombre…Yo lo sé. Pero mirad, Dios vive en el corazón del hombre, cuando este corazón vive desprendido de todo lo que no es Él. Cuando este corazón se da cuenta de que Dios llama a sus puertas, y barriendo y limpiando a todos sus aposentos, se dispone a recibir al Único que llena de veras. Qué dulce es vivir así, solo con Dios dentro del corazón. Qué suavidad tan grande es verse lleno de Dios. Qué fácil debe ser morir así. Solo Dios llena el alma…, y la llena toda. Dios está en el corazón desprendido, en el silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y sus criaturas. Dios está en la Cruz, y mientras no amemos la Cruz, no le veremos, no le sentiremos. — La vida interior de san Rafael Arnaiz. Pag, 10