

Hay que cuidarse del orgullo, porque el orgullo envilece cualquier cosa. Dios no va a preguntarle a aquella hermana cuántos libros ha leído, cuántos milagros ha realizado; lo que le preguntará es si ha hecho de lo suyo lo mejor por amor del mismo Dios. — Pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta. Pag, 5