«Los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias». Han tenido que librar una guerra implacable contra su naturaleza para que muriera en ellos la vida de pecado y diera lugar a la vida del espíritu. Esto último es lo que importa. La Cruz no es un fin en sí misma. Ella se eleva y empuja hacia lo alto —Ciencia de la Cruz, 20.