

Cristo se ha hecho nuestro prójimo, o mejor, nuestro prójimo es Cristo que se presenta a nosotros bajo una u otra forma: preso en los encarcelados; herido en un hospital; mendigo en la calle; durmiendo, con la forma de un pobre, bajo los puentes de un río. Por la fe debemos ver en los pobres a Cristo, y si no lo vemos es porque nuestra fe es tibia y nuestro amor imperfecto. Por esto San Juan nos dice: Si no amamos al prójimo a quien vemos, ¿cómo podremos amar a Dios a quien no vemos? (cf. 1Jn 4,20). Si no amamos a Dios en su forma visible ¿cómo podremos amarlo en sí mismo? – Conferencia en la Concentración Nacional de Dirigentes del Apostolado económico-social, enero de 1950, Cochabamba, Bolivia.