El cristiano debe apoyarse a la Cruz de Cristo como el viajante se apoya al bastón cuando emprende un largo viaje. Tiene que tener bien imprimida en la mente y en el corazón la Pasión de Cristo, porque solamente de tal manantial deriva la palabra de la vida y la paz, de la gracia y de la verdad.

¡Dirijamos nuestros ojos a Jesús, al Señor nuestro clavado a la Cruz de salvación! Crucifiquemos nuestra carne a su Cruz mortificando nuestros sentidos; lloremos por las iniquidades que hemos cometido y por aquellas de nuestro prójimo.