Naturalmente que estoy de acuerdo en que la religión cristiana es, a la larga, indeciblemente consoladora. Pero no empieza con consuelo: empieza con el desaliento que he estado describiendo, y no sirve de nada pasar al consuelo sin haber pasado antes por el desaliento.

En la religión, como en la guerra y todo lo demás, el consuelo es lo único que no se puede obtener buscándolo.

Si buscáis la verdad, puede que encontréis el consuelo al final. Si buscáis el consuelo no obtendréis ni el consuelo ni la verdad… solo palabrería y creencias deseadas para empezar y, al final, desconsuelo. — Mero cristianismo, cap. 5