

Dame luz. Envíame Tu propio Espíritu quien me enseñará Tu propia Voluntad—quien me dará fuerzas para hacer las cosas que Te complacen. Jesús, Jesús mío, no me dejes ser engañada.—Si eres Tú quien desea esto, dame una prueba, si no, deja que abandone mi alma.
—Confío en Ti ciegamente—¿dejarás Tú que mi alma se pierda? Tengo mucho miedo, Jesús—tengo muchísimo miedo—no me dejes ser engañada—tengo mucho miedo.— Este miedo me muestra cuánto me quiero a mí misma.—Tengo miedo del sufrimiento que vendrá—llevando esa vida en india—vistiendo como ellos, comiendo como ellos, durmiendo como ellos—viviendo con ellos y no haciendo nunca nada a mi estilo. Cuánta comodidad ha tomado posesión de mi corazón.
«Has estado siempre diciendo «haz conmigo lo que desees». Ahora quiero actuar, déjame hacerlo—Mi pequeña Esposa, Mi pequeñita.—No tengas miedo—estaré siempre contigo.—Sufrirás y sufres ahora—pero si eres Mi pequeña esposa—la esposa de Jesús crucificado—tendrás 127 que soportar estos tormentos en tu corazón.—Déjame actuar.— No Me rechaces.—Confía en Mí amorosamente— confía en Mí ciegamente». —Ven, sé mi luz. Pag, 72