

La dificultad de aceptar la realidad surge cuando esa es para nosotros difícil. Al principio nos parece que no podemos reaccionar de otra manera que siguiendo las emociones y los instintos. En situaciones de ese género se muestra la grandeza del amor.
Se revela lo que nos hace diferentes de los animales. Incluso, aunque parezca que no podemos hacer nada, tenemos ese espacio interior donde podemos decidir según la razón. Nadie nos lo puede quitar porque el mismo Dios nos lo garantiza.
Existe incluso una paradoja que «las situaciones que nos hacen crecer de verdad son precisamente aquellas que no dominamos». Exigen de nosotros el esfuerzo de ejercitarnos en nuestra libertad . Si todo fuera siempre de acuerdo con nuestra voluntad, ¿qué certeza tendríamos de que somos realmente libres? —La libertad interior. Pag, 84